En temporadas de calor no solo las personas lo sufrimos directamente, sino que los coches suelen resentirlo incluso más que nosotros y suelen presentar fallas similares entre sí.
El calor es una de las circunstancias meteorológicas que más afectan a nuestro vehículo
Diversos componentes del coche suelen presentar cambios o fallos cuando sufren del calor, entre ellos se encuentran:
El aire acondicionado
Entre las principales averías que aparecen con la llegada del calor están las relacionadas con el aire acondicionado, ya que con el exceso de calor se hace uso excesivo del aire acondicionado.
Para que dure mucho tiempo es aconsejable no usarlo a máxima potencia.
Dejar salir el aire caliente acumulado y refrescar el coche es conveniente antes de encenderlo.
El motor
La pérdida de potencia se hace evidente porque el aire caliente tiene menos oxígeno y la quema del combustible no se produce como debe ser, por lo que aumenta el consumo de combustible.
Comprobar regularmente los indicadores de temperatura y el sistema de refrigeración puede ayudar a la situación.
Las llantas
Para garantizar la seguridad de un viaje deben estar en buen estado y con el calor la presión suele ser afectada, manejando sobre un asfalto caliente suelen desgastarse más.
Manejar evitando frenar y girar bruscamente es lo más adecuado en estos casos.
Los frenos
Con el calor tienden a sobrecalentarse, al igual que las llantas acortan su vida segura, por lo que es conviene que el anticongelante mantenga intactas sus propiedades.
Cambiar el anticongelante cada cierto tiempo y vigilando que el coche no presente pérdidas del mismo puede ser de gran ayuda.
La pintura
El calor afecta detalles estéticos y la pintura pierde brillo y el interior del coche se decolora y, en circunstancias extremas, diversos elementos tienden a deformarse.
Un remedio sencillo es usar los parasoles para el parabrisas.
Para mantener el coche en perfecto estado conviene realizarle revisiones periódicas, además de las obligatorias.